VIAJE EN MOTO POR ESPAÑA (III): DE BENISSA A FUENTEALBILLA


España Benissa Fuentealbilla calor

Puede que sea por el difícil despertar, el rato en la piscina que se ha alargado un poco, o el almuerzo tardío compuesto por una enorme ensalada…
El caso es que ese día, me echo a la carretera sobre las 16h, lo « bastante pronto » para no llegar de noche a Fuentealbilla…

¡Un beso a todos y hala, me subo a mi querida Forty-Eight! La serie de curvas que me llevan hasta Calpe, donde rocé las estriberas anteriormente, me da nuevas energías. A continuación se abre una buena recta, con el mar y la montaña por vecinos. Hace calor, mucho calor. Me parece que estoy circulando por el flujo de aire sobrecalentado de un secador de pelo…

Golpe de calor en Alicante

Por Alicante, después de 80 km en este horno, empiezo a sentirme raro. Algo de náuseas y dolores de cabeza, ¿veis por dónde voy? Decido parar, aprovechando una de las muchas áreas de descanso que ofrece la red secundaria española. Me aparco a la sombra, ¡y al quitarme el casco casi me quemo porque está hirviendo! Aparecen puntos blancos en mi campo visual. ¡No hay duda, son los síntomas previos a una insolación!

Primer acto reflejo: me quito la chaqueta, me siento en el suelo y me vacío buena parte de la botella bien fresquita, que amablemente me dio mi hermana, en la nuca y el pelo. Me tumbo unos quince minutos… Antes de ponerme otra vez a los mandos, le echo también un poco de agua al casco para refrescarlo. Se evapora casi en el acto, ¡impresionante! Me siento mejor, estoy más tranquilo. Por caridad, ¡no se lo contéis a mi madre o me echará la bronca!

¡Ya he perdido bastante tiempo! Salgo en dirección a Yecla, en la región de Murcia. Justo antes de Alicante reposto (¡peanut gaz tank power!) y me dirijo hacia Sant Joan de Alacant. Me pierdo y me vuelvo a perder en esta pequeña localidad encantadora. Es el momento de hacer uso del GPS. Y resulta que hasta él se pierde entre los cambios de sentido, las calles cerradas por fiestas y demás obras… Se me van casi tres cuartos de hora con esto.

 Ni un coche, sin cobertura, ni un alma en el horizonte... ¡No es el momento de tener una avería!

Ni un coche, sin cobertura, ni un alma en el horizonte… ¡No es el momento de tener una avería!

¡Una ruta 66 a la española!

¡Por fin salgo de la ciudad, camino de Yecla! Me alejo de la costa y de su aire húmedo y pesado. Al abandonar la región de Murcia se nota una enorme diferencia térmica. Sigue haciendo el mismo calor, pero al ser el aire seco, es más llevadero.

Por fin llego a la comunidad autónoma de Castilla La Mancha y a la provincia de Albacete. Dirección Almansa y luego Alpera. Aquí se acabaron las curvas: se suceden las grandes rectas en plena pampa. Una auténtica ruta 66 a la española, ¡perfecta para mi custom! Hago una pausa de unos veinte minutos para quitarme la sed y hacer de fotógrafo. Ni un ruido… Ningún coche en los alrededores… Sin cobertura según mi smartphone… ¡Rezo para no tener ningún problema por aquí!

Me acerco a Fuentealbilla. La carretera que tomo pasa de dos carriles a uno, y luego se convierte en un camino maltratado por la maquinaria agrícola. Llego a preguntarme si voy por buen camino… ¿Debería haber salido con una BMW GS? Justo antes de llegar al pueblo de Alpera, quedo prendado con la puesta de sol. Le saco rápidamente una foto y me voy, ya que está cayendo la noche. Efectivamente, la única pantalla que tengo son mis gafas de sol, ya que me dejé la pantalla Bubble de mi casco jet Bell Custom cuando salí… ¡Ups!

La magnífica puesta de sol de Alpera... ¡Que anuncia el inicio de los problemas nocturnos!

La magnífica puesta de sol de Alpera… ¡Que anuncia el inicio de los problemas nocturnos!

Sin pantalla para el casco… ¡Vaya broma!

Desgraciadamente, al ir cayendo la noche, no veo casi nada. Y sobre todo, ¡todos los bichos nocturnos empiezan a buscar pelea! Después de darle 4 o 5 cabezazos a insectos voladores kamikazes, decido coger una camiseta vieja para atármela al cuello. ¡Vaya aventurero!

Dejo atrás Yecla. Cada vez está más oscuro, hasta el punto de que olvido que llevo 60 km circulando en medio del desierto y que la reserva se acerca… Me va entrando una sensación de pánico. Reduzco la velocidad para limitar el consumo. Una señal me indica que Alcalá de Júcar, la ciudad más próxima, se encuentra a 40 km… Va a ser un reto para mi autonomía de Solex… Mi inquietud llega a sus límites cuando de repente, sin previo aviso, ¡una colina deja entrever metro a metro una señal de Repsol en plena pampa manchega! Alzo los brazos al cielo, igual que Márquez en un día victorioso…

Tardo poco en repostar, pero como el gasolinero también es motero nos ponemos a charlar un buen rato… Tengo que poner fin a esta agradable charla para retomar el camino. Conducir se convierte en un auténtico calvario con la noche cada vez más cerrada. Sin mis gafas de sol, el aire seco hace que me piquen los ojos y se me llenan de lágrimas. No veo nada a más de 20 metros. En fin, ¡la leche!

Ciudad iluminada noche española

¡Una ciudad iluminada a lo lejos me devuelve la fe en la noche española!

A tope: a 50 km/h hacia Fuentealbilla…

Encima, al acercarme a Fuentealbilla, la carretera vuelve a ser revirada. Y es que hay que trepar por esta alta meseta de Castilla La Mancha. Pero con la visibilidad que tengo, ya os adelanto que no va a ser coser y cantar…

Sin embargo, basta con la visión de una ciudad iluminada más abajo al salir de una curva, para olvidarme de mis disgustos. Me quedo admirando un rato – ¡de todas formas, es de noche! Tomo la serie de curvas igual que el primer día que me subí a una moto: tieso como un palo… Todo esto con velocidades punta estratosféricas de 50 km/h – ¡corriendo el peligro de que me adelante una 50 cm³!

¡Por fin llego a Fuentealbilla, a casa de mis padres! Al final, habré tardado 6 horas y media para recorrer los 350 kilómetros de mi travesía del día. Lo recordaré como el trayecto más pesado que haya hecho este verano… Pero es parte de los avatares de un road trip.

Continuará en el próximo episodio : ¡dirección a Toledo!

Y no os olvidéis de frenar 😉

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