VIAJE EN MOTO POR ESPAÑA (II): DE VALENCIA A BENISSA


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¡Al llegar a Valencia, corro al encuentro de mi dulce Harley-Davidson Forty-Eight, para tomar rápidamente las carreteras que me llevarán hasta Benissa, mi primer destino!
La primera sensación al llegar a las pistas del aeropuerto de Valencia, es la capa de plomo de calor sobre los hombros… ¡Huele a vacaciones! Nada más llegar, voy a recoger la Forty-Eight de mis amores, que unos amigos de la familia han guardado amablemente. Les doy las gracias.

Reencuentro mecánico

Entro en el garaje. La niña está bien guardada bajo unas mantas. ¡Qué emoción! Ella también está emocionada, tanto que se niega a arrancar…
Por suerte, hay un mecánico justo enfrente de mi lugar de vacaciones. Después de usar un arrancador, el “pop pop” de la Forty-Eight se deja escuchar por fin. ¡El dulce ronroneo de una fiera que dará ritmo a mis vacaciones!

Abro las hostilidades con un pequeño paseo por la ciudad para que ande un poco y sobre todo para recargar la batería. Aunque son ya las 20h, sigue haciendo mucho calor (unos 37ºC)… Mañana por carretera no va a ser agradable. Tras una comida familiar en una terraza, regada con unas cuantas cervezas bien fresquitas y aunque acaba por la noche tarde, ¡el termómetro sigue marcando 29ºC!

¿Quién dijo que nunca llovía en Valencia?

¿Quién dijo que nunca llovía en Valencia?

De Valencia a Benissa por la costa

Al día siguiente me despierto sobre las 11h – estoy de vacaciones – fresco como una rosa. Aunque me hace falta una buena ducha fría para estar listo para salir. Mi primer trayecto es de poca distancia, para ir haciéndome otra vez, y sobre todo para reunirme con mi hermana y su marido que me esperan en Benissa para una fiesta hawaiana entre amigos.
Debéis saber una cosa, hace seis meses que no cae una gota de lluvia en Valencia. ¡Y claro, esta preciosa mañana de verano llueve a mares! Al menos no echo de menos el norte, salvo que aquí, a pesar de la lluvia, sigue habiendo 32ºC. Como el tiempo está pesado, decido no ponerme la pantalla Bubble para este viaje, solo las gafas de sol para no asfixiarme, una elección que me reservará algunas sorpresas para el resto de mi viaje…

¡Bueno, si hay que ir, se va! Un último vistazo al mapa siguiendo las recomendaciones de mi tía en cuanto a la dirección y salgo.
Un pequeño consejo para cuando circuléis por un país cálido donde llueve poco: ¡cuando llueva tened mucho cuidado! EL suelo está tan seco y lleno de polvo que el agua crea una especie de película que hace que la calzada resbale mucho. Por ello es necesario anticipar aún más las frenadas y demás maniobras peligrosas…

El faro de Cullera, al cual se accede por una fantástica carretera revirada

El faro de Cullera, al cual se accede por una fantástica carretera revirada

Hacia el buen tiempo… ¡Y el calor!

Dirección El Saler atravesando por Valencia. Dicen que los italianos conducen como locos, ¡pero puedo deciros que los valencianos tampoco se quedan cortos! A pesar de mi chaqueta bien ventilada sudo como un día de partido. 20 km más lejos, salgo de la ciudad y el cielo se abre como por arte de magia. El trayecto entre El Saler y Cullera se hace inmediatamente más agradable y sobre todo menos caluroso… 35 km de carretera con el mar a un lado y las plantaciones de palmeras al otro. ¡Aquí me lo paso, si me permitís la expresión, de miedo!

En estas circunstancias, los guantes ventilados DXR TTR Puncher son realmente frescos: no noto nada de calor en las manos. ¡Chapó para los colegas del equipo de producto!

Al llegar a la localidad de Cullera me doy cuenta de la suerte que tengo: ¡la carretera es sencillamente sublime! Las curvas, a cuál más espléndida, se enlazan hasta el faro, donde me paro a hacer unas fotos y a beber un trago de agua. Al reaparecer el sol, uno se deshidrata muy rápido, al contrario que el interior de mi casco que está un poco más mojado a cada kilómetro que pasa…

¡Carreteras con un asfalto digno de los circuitos MotoGP!

¡Carreteras con un asfalto digno de los circuitos MotoGP!

Carreteras dignas de un circuito de GP

Venga, en dirección hacia Gandía de nuevo por vías secundarias. Haría mal en callarme: el estado de las carreteras es realmente perfecto, me parece estar rodando en un circuito de GP – salvo que no toco rodilla en las curvas… y además el precioso entorno invita más a disfrutar del paisaje que a abrir gas.

Finalmente, es la travesía de las localidades playeras lo que decepciona un poco: una sucesión de altos hoteles algo tristes separados de vez en cuando por restaurantes denominados « típicos » cuyo menú traducido a una buena quincena de idiomas es fiel reflejo de la naturaleza turística del lugar. ¡No es precisamente lo que más me gusta de España!

Al llegar a Gandía, me detengo para repostar. ¡Pues sí, ya llevo circulando 100 km y estoy llegando a la reserva! Por la carretera he pasado por delante de una estación de servicio cada 10 km, ¡como si España fuera el país perfecto para las Forty-Eight y su depósito de 7.5L!

¡Pronto en Benissa!

¡Pronto en Benissa!

De Gandía a Benissa, curvas y vistas de ensueño

Me dirijo hacia Benissa, final de esta primera salida situada en las alturas sobre la costa. Paso por algunas bonitas localidades y hago una pausa ya que mis vértebras me lo están pidiendo. Me paro en un pequeño bar al borde del mar para tomarme una caña bien fresquita.

Siendo un hombre nuevo, vuelvo a montar. Un error en el recorrido alarga el itinerario unos quince kilómetros… ¡Pero no importa, estoy de vacaciones, gajes del oficio de moto-turista! Vuelvo a la carretera donde me espera una serie de curvas muy chulas. Me embalo hasta que el roce de las estriberas me da el toque. De todas formas, tras una curva aparece el peñón de Calpe, dominando la costa con aplomo… ¡Foto obligada! Disfruto detenidamente del paisaje, ¡aunque estoy ansioso por volver a las curvas para divertirme!

El paseo del día llega a su fin. Pero la llegada a mi destino no es el fin de la fiesta, ¡al contrario! Será una fiesta hawaiana, colorida, familiar, regada, en fin, que las vacaciones empiezan bien. Esto solo es el principio, el camino será más largo…

Continuará en el próximo episodio [link next episode], hacia Fuentealbilla

¡No os olvidéis de frenar! 😉

Peñón costera Calpe, España

El peñón frente a la localidad costera de Calpe, España

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1 comentario(s)

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  1. Carlos Sánchez Jorques 30 agosto, 2017 at 13:19 Responder

    Muy chula esa ruta. Yo la hice la pasada semana santa y mi chica y yo disfrutamos de los lindo. El único problema, efectivamente, es cruzar determinados pueblos y el excesivo tráfico que, a menudo. hay por esas carreteras. Saludos peludos y moteros.

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