VISITA A LA FÁBRICA DE SPIDI, LA TECNOLOGÍA AL SERVICIO DE LOS MOTEROS

Un café más tarde, entro de lleno en el tema. Me mandan al Safety Lab, el departamento de I+D de Spidi. Es en este espacio repleto de aparatos idénticos a los que se encuentran en los laboratorios de homologación donde la marca italiana pone a punto la protección de sus equipos. El fabricante sitúa claramente la seguridad de sus clientes sobre un pedestal, lo cual confirma la superficie dedicada a este laboratorio, nada despreciable para el tamaño del local.

Pietro Zanetti, responsable del lugar, añade que la protección debe ser lo más transparente posible para el motero: « una espaldera, por muy eficaz que sea, acabará siendo retirada de la cazadora si el cliente siente molestias. ¡Para nosotros, lo primero en seguridad es no caerse! Y para eso, la comodidad es el mejor aliado, ya que al retrasar el cansancio mejora la atención. Dicho de otro modo, la seguridad va más allá de la protección. ».

Una filosofía que se remonta a los inicios de la marca, en 1977. El fabricante italiano se ha forjado su aura de experto técnico de equipos gracias a este elemento primordial que nos une a la moto: el guante. Los guantes Spidi, bien pensados y cómodos, se consideran enseguida de lo mejorcito del mercado. Muchos pilotos de los años 80 tan prestigiosos como Freddy Spencer y Kenny Roberts preferían los guantes Spidi. Aunque la gama se haya ampliado después - y seguirá haciéndolo en el futuro - el guante sigue siendo el ámbito predilecto de la marca veneciana. Su Carbo Track encarna a día de hoy el súmmum de su buen hacer.

Obviamente, la tecnología ha evolucionado mucho desde entonces. En 1977 un guante de competición se componía de 64 piezas, hoy en día son más de 173... Ante mis ojos, varias generaciones de protecciones dispuestas sobre una gran mesa central dan fe de la evolución de los equipos. Una rodillera de hace diez años sigue protegiendo a día de hoy, pero se ha avanzado mucho en cuestión de ergonomía, trabajando sobre todo en la ligereza o la finura.

Ya os imaginaréis que los cueros y los tejidos también deben pasar por una serie de pruebas antes de ser declarados aptos. Abrasión, perforación, rotura, etc. son las torturas a las que se someten los materiales candidatos en los bancos asignados. Al asociarlos con las carcasas de protección convenientemente situadas, la seguridad será patente. Sobre este tema, cabe destacar que la mayoría de las chaquetas y cazadoras de la gama pueden recibir un refuerzo de protección pectoral de una sola pieza. Aunque poco corriente, este elemento es sin embargo muy útil: los choques frontales en moto no son escasos...

Asímismo, Spidi ha sido una de las primeras marcas en ofrecer un airbag para moteros, en forma de chaleco universal para llevar por encima de la cazadora. La fórmula ha evolucionado: la última generación del DPS cubre más y está mejor concebida. Spidi a conservado la activación mecánica por su fiabilidad y su facilidad de recarga (que puede realizar el cliente), mientras que otros solo confían en la electrónica. Una activación me ha permitido ser testigo de la eficacia del sistema, que permanece con presión mucho tiempo. El cojín inflable cubre las partes más críticas del busto y protege el cuello del latigazo bloqueando el casco. Este se completa con una espaldera Warrior.

Abandonamos el local de I+D y entramos en el taller de fabricación. Al igual que ocurre con su vecino Dainese, solo los equipos de pilotos patrocinados por Spidi se confeccionan in situ. Aquí, trabajadores expertos en su oficio recortan y cosen los elementos de cuero de los monos y de los guantes de Tito Rabat, Héctor Barberá o Scott Redding. Incluso una parte del taller se dedica a la fabricación de botas XPD. En efecto, la marca fue fundada por Spidi en el 2000. Resumiendo, ¡aquí encontramos todo lo necesario para equipar a un piloto a medida de los pies a la cabeza! A continuación Pietro atraviesa la zona donde se confeccionan los prototipos, sobre la base de patrones de cartón, a la vieja usanza. Este taller desprende un agradable olor a artesanía del cuero...

Emiliano Busacchi, jefe de diseño, me explica que el ADN de Spidi está estrechamente ligado a su implantación geográfica. Desde siempre, el Veneto ha sido zona de producción de cuero. Por lo que los curtidores que suministran las pieles destinadas a ser transformadas en guantes, cazadoras y demás monos Spidi son vecinos. Cuando necesita un cuero de características concretas, Emiliano acude al lugar y describe sus necesidades. Los curtidores usarán sus diversas herramientas para cumplir con este pliego de condiciones lo mejor que puedan: tratamiento con cromo para hacer que la piel sea imputrescible, curtido mineral o vegetal según las propiedades y el aspecto deseados, tratamiento de superficie para homogeneizar la piel a nivel visual, aplicación de un barniz de poliuretano para la protección...

El secreto de Spidi reside en una sabia alquimia. Saber mantener un pie sobre una historia rica unido a un despliegue de mucha energía para desarrollar sus equipos para la moto para que sean lo más fiables posible. Por eso, lo que más recordaré de esta visita será el aspecto extremista de la marca italiana. Pule sus productos hasta el extremo, aunque sean menos rentables, para que los equipos que recibáis en casa se correspondan perfectamente con el concepto de salida, estudiado para responder a vuestras expectativas. Una fórmula probablemente posible porque Spidi ha sabido mantener una dimensión humana. En Spidi, la pasión cuenta más que el volumen y el marketing. ¡Una actitud que es de agradecer!