Bautista, el aventurero vikingo, emprenderá pronto un viaje a lo largo y ancho de América Latina al manillar de su restaurada KLE. Acude para recoger el casco que le protegerá durante este periplo, un AGV AX-8 Dual Evo y aprovecha para darnos una primera impresión.
Lo bueno de Motoblouz es que no hacen las cosas a medias. Cuando acudes a visitarles, sales de allí con un casco más ligero que una pluma. Es el caso del AGV AX-8 Dual Evo Carbono Namib (un nombre un poco largo para un casco tan esbelto) ¡Después de más de 20.000 kilómetros con mi Shoei Hormet ADV es un placer utilizarlo! Dejo de lado el suave olor a sudor acumulado después de tanto tiempo para recuperar el delicado tacto del tejido nuevo. Mi nuevo AX-8 aprieta un poco las mejillas. Es una señal de que goza de un buen mantenimiento. La visera es super amplia. Solo le encuentro una pequeña pega y es que dificulta la visión, incluso levantada. Las escotillas parecen accesibles. Bueno, aunque esto siempre ocurre cuando no llevamos puestos los guantes. Su look agresivo y su amplia visera resultan muy atractivos.
Casco AGV AX-8 Dual Evo ¡Qué estilo!
Así que, después de esto, me lo pongo, no sin antes rendir homenaje a mi antiguo y deteriorado casco (que también tenía sus cualidades). Tomo la carretera de cuatro carriles en dirección a Rouen y Rennes. Es un placer, sobre todo, después de haber recorrido 700 kilómetros entre París y Dunkerque.
Apenas noto el casco en mi cabeza, parece super fino, quizás demasiado. En cambio, se me mete el viento en la gorra y me cuesta algo andar por la autopista. Me la tendría que haber quitado antes de salir… Recorro cincuenta kilómetros y me cae encima una fuerte tormenta. El agua penetra rápidamente por las escotillas y resbala sobre la visera. Intento secar el agua con mi guante y enseguida me doy cuenta de que hay agua en su interior.
Consejo nº 1: cerrar las escotillas en cuanto caiga la primera gota de agua
Tres horas sin parar de llover. Ni siquiera he podido disfrutar de una tregua para ventilar el interior del casco y eliminar la maldita gota que me está dejando medio bizco… Estoy empapado de la cabeza a los pies. La buena noticia es que no se me ha empañado la visera. ¡Es genial tener un casco nuevo! Una vez llegado a buen puerto (no sin dificultades después de la rotura del colector derecho, justo al lado del motor) me quito rápidamente la ropa. El interior de mi AGV AX-8 Dual Evo no está mojado y no se aprecian fugas de agua (aparte de la maldita gota). Los días posteriores tuve algo más de suerte si bien la escasez de gasolina me hizo sufrir bastante, haciendo del recorrido algo épico.
Consejo nº 2: no rozar los árboles
Consideré necesario probar el casco en caminos, por lo que aprovecho un día sombrío para salir sin la máscara del casco. Recorro durante hora y media campos y caminos sembrados de recorridos técnicos. Tengo buena visibilidad, no hace demasiado calor y sigue sin aparecer el vaho. No tengo nada que objetar. Es casi perfecto. Pero como ya sabéis, el vikingo nunca hace las cosas a medias. Hay dos árboles que cubren una buena parte del trazado de la pista. Me lanzo sin pestañear, como de costumbre. ¡Y, toma ya! Rayo toda la visera. ¿Y el anti rayones? Me llevo una decepción, lo admito.
¿Y cuál es el resultado con el kit manos libres Cardo Qz?
En cuanto lo tengo en mis manos, me lo pongo. Casi no resulta necesario hacer publicidad de los kits manos libres; resultan imprescindibles aunque solo sea para escuchar el GPS. En cuanto a la música, tanto en los viajes largos como en los trayectos de diario, una vez que entras en la autopista da dolor de corazón escuchar otra cosa que no sea el rugido del viento. Circulando, no resulta ruidoso y estoy muy satisfecho. El kit manos libres se instala fácilmente, sin necesidad de hacer modificaciones en el casco. Va adherido y no supone un espesor adicional para las espumas amortiguadoras del casco. De momento es perfecto y funciona de maravilla. Ya no tendré que ponerme más esas malditas orejeras (prohibidas en Francia) ¡A buen entendedor…!
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